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Esa pequeña cosa loca que todos llaman...
por nombre tan poco poético
pero tan imperativo y contradictorio
porque día a día te quita la vida y la devuelve
en un drama que comienza siendo macabro
y luego se enquista en el rincón lúdico
de este garito donde habitamos los malditos.
“Toda la dulce verdad que tienen mis dolores...”
dice la canción que canta una mujer que ya partió,
estos dolores
que se han hecho en la noche hermosa y sorprendente,
siempre sorprendiéndonos
siempre maravillándonos
con la vuelta de la tuerca y la pompa del barranco
y el sol de la madrugada
siempre nuevo
siempre el mismo
siempre asombrándonos
cuando, sentado en el desaguadero, a un palmo del placer y de la muerte
tú estás y ya te has ido
y yo nunca he estado.
Bello, bello misterio
de tu carne entrando en la mía,
mi sangre inundando tu silencio
tu loco rumor sin nombre.
La obsesión por retomarte desde menos de cero, estación gélida,
es prueba de fuerza
prueba de amor, la inercia existe
más fuerte que la muerte
menos doloroso que el propio dolor
más dulce que la verdad
porque todo se confunde en esta hora
para qué precisar, la precisión
es una imposición de los poderes fácticos,
tú estás y ya te has ido
y yo nunca he estado.
¿Te basta?
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(11 de agosto de 2007)
© 2007 David Lago González
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