miércoles, 29 de septiembre de 2010

Un blog, el blog y ese incierto oficio del Blogger

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I’m afraid of everyone.

(I’m afraid of everyone.)

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Entiendo que algunas o muchas personas no conciban que un blog pueda haber sido hecho sin una intención determinada. En realidad todo tiene una razón, aunque no necesariamente tenga que coincidir con promocionarse comercial o profesionalmente. Yo, persona, individuo, no tengo la más mínima finalidad de vender ningún producto, ni nada de lo que escribo considero que merezca llamársele de esa forma porque, todo, absolutamente todo y empezando por mí mismo, es prescindible. Por supuesto, teniendo en cuenta que cualquier persona —aun un loco— esgrime una justificación para quitar la vida a otra, iniciar un blog también tiene las suyas. En mi caso, son de índole estrictamente personal.

En un primer momento pensé en tres blogs distintos:

1. Indicios de Desorden Dedicado exclusivamente a la poesía que escribo.

2. El Penthouse de Heriberto Ático en el que entra de todo: memorias, reflexiones políticas y de cualquiera otra índole, actualidad, memoria histórica (eso que yo llamo “la pequeña historia”, la que se cuenta en las cocinas de las casas camagüeyanas, que además de servir para guisar también hacen su función de confesionario y de cuarto obscuro donde sacamos los corazones y las entrañas para que les dé el aire); trabajos y poemas de amigos, algunos de los cuales siguen viviendo en Cuba; textos de amigos y terceros; cualquier cosa que me interese señalar, criticar o condenar.

3. Strawberry Fields forever Opiniones políticas, mayormente relacionadas con la situación cubana.

Como editaba poemas y textos de amigos residentes en lugares políticamente difíciles, quise separar mis opiniones políticas, por lo general muy verticales (existe una diferencia entre lo vertical y lo radical, y es de donde parte cada reflexión: si de la razón o de las vísceras), para preservar el acarrearles algún contratiempo desagradable con El Poder ya que Áquel es un lugar absurdo, en el que todas nuestras vidas han pasado entre tres días de soltura del cordel y cuatro días de recogida del anzuelo con la intención de convertir al pez en pescado. El absurdo sigue siendo el mismo de cuando yo “disfruté” in situ de aquella experiencia, pero ahora multiplicado geométricamente por la más perversa maquinación diabólica. De modo que, en un momento determinado, yo mismo tiré la toalla declarándome (a mí mismo) incapaz de sostener ya todos los subterfugios necesarios para esquivar lo variado y congestionado del camino en materia de obstáculos. Tal parece que uno, desgraciadamente, termina acostumbrándose a la libertad de la misma forma que se acomoda a la falta de ella, pero lo que sí requiere de un esfuerzo inaudito es mantener los dos estilos de vida al mismo tiempo. De ahí que Strawberry Fields forever (http://theplacewherenothingisreal.blogspot.com) colgara el cartel de “The End” y quedara para siempre (who knows!) en el éter del ciberespacio.

Ahora bien, la verdadera justificación y el verdadero propósito de todos estos blogs es simplemente hablar conmigo mismo. O hablar con las paredes. También escribir mis memorias, mis opiniones, hablar de cómo han sido las cosas, de lo que ha sido y es importante para mí. Por supuesto, en los blogs pongo un cuidado: no permito la gresca en la que tan fácilmente cae la mayor parte de mis paisanos, en gran parte porque su vida se ha visto reducida a la más rampante elementalidad de tener que buscarse, no solamente los medios de vida (cosa que es lo normal que sucede en todas partes, incluso en las más finas y civilizadas ciudades y hasta en lo más rancio del barrio de Salamanca) sino también a perseguir el alimento diario. Una vida de interminables filas esperando un trozo de piltrafa o robando de un lado para comprar del otro; una vida donde desde hace más de 50 años, en el mejor de los casos, en los extremos más dignos, la gente ha terminado finalmente aceptando y conformándose con que son el resto de lo que queda después de haberles pasado el rodillo por encima a todo intento de aspiración normal de existencia, genera en la mayoría una equivocada forma de afrontar y no asustarse de respirar un poco más de aire. No sé si con eso coacciono la libertad de expresión o cualquier otra estupidez que quieran pesar: es simplemente cómo yo quiero que sean estos blogs que escribo y voy rellenando cada día desde una actitud absolutamente personal y humana. Si todo este les parece bien a los que accedan a los blogs, me parece fantástico. Pero no hay mucho más.

Todavía estoy en condiciones mentales de sentirme ridículo si comienzo a hablar en voz alta, rebotando mis palabras contra las paredes como una pelota de ecos y murmullos. En vez de hablar con las paredes, escribo blogs. ¿Está claro?

Y en ello no hay más oficio que el que, de forma natural, me sirve para escribir un verso.

 

 

Blog, diario, cuaderno

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Aquí sólo reposa el misterio de la palabra.

No la razón de por qué fue pronunciada.

Y mucho menos, para qué fue hecha sonido.

Eso, en todo caso, queda para que el desconocido

tantee su propia verdad

a través de lo sugerido.

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© 2010 David Lago González

(Madrid, 3 de abril de 2010)

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© 2010 David Lago González

lunes, 27 de septiembre de 2010

Desprecio

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let's make better mistakes tomorrow

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Lo verdaderamente dañino a largo plazo

no es ni la vaca ni los matarifes, ni siquiera los instrumentos

con los que la descuartizan en infinitas partes,

sino la legión de manos que aguantan sus patas

y alrededor del morro tensan un torniquete bien fuerte

para que no muja y descubra la verdad del crimen.

Si la vaca es la vida, y el carnicero aquél que desde su poder la ejecuta,

lo demás es el instrumento que nunca pierde su forma,

o la torna en nueva silueta, y sobrevive a todo,

incluso florece cuando se le creía muerto.

La vaca se desdibuja dentro de tanta algarabía;

los matarifes enloquecen aunque mantienen la astucia;

y la legión, reproduciéndose como la cola cortada de un lagarto,

se multiplica más allá de los años

para mantener sin respiración y contra el suelo al Hombre Justo,

hasta que se una a ellos o se pegue un tiro.

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(Madrid, 27 de septiembre de 2010)

© 2010 David Lago González

martes, 21 de septiembre de 2010

El otoño se adelanta sobre Madrid

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2 autumn leaves

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Otoño

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Tú, que te deslizas subrepticiamente en este cuerpo,

alevosamente y con nocturnidad, como un ladrón

dispuesto a matar, capaz de todo

por llevarse la chatarra de engañosos cofres

excesivamente valorados.

Tú, que armado de gran soledad

me impones recordar,

me obligas a observar en terco silencio,

más me conduces hacia un río

del cual las aguas escapan buscando ellas mismas la sequía,

te instalas en el corazón de la bellota como una larva

vaciándola silenciosamente,

haciendo de ella la cáscara hueca y aparente

que cualquier pie humilla...

Ah, tú, que me mezclas con la hojarasca.

Tú, que me haces mirar al cielo con el asombro calmoso del lerdo,

que reduces mis pensamientos a líneas que se diluyen

como trozos de hielo en vasos de vodka,

osos blancos saltando entre las ruinas de su imperio;

o haces girar las ideas en peligrosos círculos.

Tú, a quien tengo que callar, propinarte un bofetón,

para que no caigas en la letanía que mueve a risa

o a conmiseración.

Tú, que de pronto no estabas y ahora estás en cada minuto,

en cada objeto que toco, en cada sonido que antes vibraba con brío,

que has ido llegando sin yo darme cuenta,

que siempre has estado,

que siempre has sido lo impensable, lo imposible,

lo que sucede a otros, la traición,

el murmullo de la fila, lo que ya nadie llena,

la mirada que duda, la palabra que no se atreve a vivir...

y cae.

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¡Ay, otoño!

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(Madrid, 17 de diciembre de 2005)

© 2005 David Lago González

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sábado, 11 de septiembre de 2010

Partner in crime

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A man whom I can call a partner in crime.

Because there’s a crime called love,

And it takes two to commit it.

There’s blood in passion,

There are two bodies on the bed

And only one heart beating,

One hand holding The World.

Just only one mouth

saying “I love you”.

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© 2010 David Lago-Gonzalez

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viernes, 3 de septiembre de 2010

Once de septiembre

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Once de septiembre, mi padre muere

escuchando voces de nativos paisanos

que le hablan desde lejos.

Un año antes, el General Pinochet ataca La Moneda

y se viste de rojo sangre.

Desde la silla frente al obrador del comedor,

él extiende los brazos formando un cuadrado

para reposar sobre ellos la cabeza.

La noche púrpura es un leviatán.

Años después, el World Trade Center en Nueva York

se desploma herido de muerte por dos aviones.

Él permanece sentado después de ya partir

y las voces de los nativos siguen hablando

sin que nadie les escuche. El mundo

seguramente sigue su curso.

 

(Madrid, 3 de septiembre de 2010)

© 2010 David Lago González

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Mi padre murió, sentado y solo en el comedor de casa, mientras escuchaba Radio España Internacional.  Tal vez un año antes, o cosa así, había comenzado a sintonizar esa emisora en onda corta, afición que nunca antes le había conocido.

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