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...tu boca, ya sin luz para mi muerte.
Federico García Lorca
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Si hoy tuvieras los mismos años de entonces, aquellos mismos ojos de agosto de 1936,
iguales manos sobre iguales pianos cubriendo la quebradiza delgadez
de aquella voz argentinita que te acompañaba en los jaleos...
Si tuvieras hoy el mismo arrebato de tamarit granadino
y reaparecieras tal como te ha madurado el tiempo no vivido,
habría que contar con los dedos de una mano cuántos estarían a tu lado.
El bruto poder, irónicamente, te dio el porvenir y la muerte.
Irónicamente, el bruto poder te enmudeció y te perpetuó.
Los generales nunca ven más allá de la línea de fuego,
pero los versos siempre traspasan los socavones del frente,
los muros donde se impregna la sangre de la pólvora,
el pánico de la muerte, las aspas dislocadas de la historia
que el poder marca para designio del poeta
y convierte su vida en eso que llaman mala suerte, caprichoso destino,
o coincidencia de la noche aviesa: si no hubiese sido esto, habría sido esto otro...
¿Quién sabe qué, quién sabe cuándo, quién sabe cómo?
¿Quién, quién sabe dónde?...
El poder te borra, o destaca el perfil que le conviene,
obvia lo escabroso, tergiversa la realidad a su antojo,
y cambia, cambia todo lo que quiere de tu vida para hacerla suya,
con la seguridad plena de que no levantarás tu mano para detener el mito,
con la complicidad de un silencio que te dio otra muerte
y que a todos sirve, según plazca a sus intereses,
porque nunca volverás para contradecir las imágenes con que te coronan.
Aquellos ojos tuyos de mil novecientos diez
nunca vieron cómo enterraban tu cuerpo inerme,
y cómo nadie comprendía el perfume de la oscura magnolia de tu vientre.
Apuesto mi vida contra tu ausencia a que nunca comprendiste tu muerte absurda,
nunca imaginaste en verdad que aquel miedo que venía corriendo por dentro
se haría noche eterna, madrugada gélida, párpados mirando al cielo.
Y seguro estoy de que, entre tantos como los que hoy te endiosan, habrá pocos realmente que sabrán que martirizabas un colibrí de amor entre los dientes,
lo que ello significa, y cuánto duele.
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(Madrid, 24 de Mayo de 1999)
(C) David Lago González, 1999
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NOTA DEL BLOGGER Y AUTOR: Hace años participé como poeta invitado en un homenaje que se le hizo a Federico García Lorca en la Residencia de Estudiantes, en Madrid. El homenaje fue muy sonado debido a unos desafortunados comentarios de Camilo José Cela que, más o menos, vinieron a decir: "No quiero ser recordado de esta forma." Famosos eran los exabruptos y la prepotencia del Duque de Ira Flavia, pero viendo lo que otras personas consideraron como homenaje, creo que yo habría dicho lo mismo.
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