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Sí, qué hacer para solazar mi espíritu, porque tengo uno. Qué hacer con cincuenta años de fango en que por mucho que se huya, el lodo va pegado a la suela de los zapatos y por lejos que se camine uno va dejando las huellas por doquier. Voy a reunir todos los comentarios que he dejado por ahí colgando de blogs que buscan un espejo o el ombligo, para responsabilizarme totalmente de ellos. Voy también a recoger todos los insultos y mediocres torturas persecutorias que me han dejado a lo largo y ancho del mundo mundial cubano, que es vasto y cruel como un desierto alimentado por varios soles, vasto, cruel y aparentemente blanco pero rojo de sangre como la estepa siberiana. Voy a reunir toda la rabia que alguien me niega derecho a poseer desde el otro lado del Atlántico. Voy a grabar todas las voces que comparten conmigo las mismas opiniones y que por misteriosas razones callan cuando yo pronuncio sus palabras. Y mientras escribo este sin sentido, escucho la danza turca de Kroke restallando sus violines en un ritmo frenético con el que quiero alejarme del horror de no ver más que una línea de horizonte en una playa sin mar ni arena que me persigue desde Madrid a New York, desde Kiev a Monterrey, desde Ulan Bathor a Piazza San Marco, desde Camagüey hasta mi muerte.
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(C) 2009 David Lago González
2 comentarios:
Todas las playas estan plagadas de personas a la caza de mensajes...el dolor del tuyo me resucita mi propia lucha, debate andares y fija la mirada en la nada, al atardecer llegaras y mañana sera distinto, y tanbien pasara, como la vida.
Lo bueno de internet es establecer estos puntos de magia.
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