lunes, 9 de mayo de 2011

Una leve discordancia

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bill carmen

Bill Carmen

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a Pepe Casado

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Siempre he sido discordante,

y doy por sentado que moriré siéndolo también.

Muy pocos pueden calibrar profunda y realmente

lo que esto significa, si es que en verdad merece

que la vida y la muerte de una persona

estén marcadas por una leve discordancia

que nadie sabe de dónde ha venido

ni hacia dónde va.

Y ni siquiera el misterio lo hace más exótico.

Es algo que, simplemente, pasa a ser cotidiano.

Aburrido a veces.

Despuntar porque todo lo que debe subir

y todo lo que debe bajar en un momento determinado

se tuerce caprichosamente… en fin, a quién le importa,

si, además, apenas se nota.

Somos tan poquitos los que podemos pesar las consecuencias.

Una estadística más, un número,

o una apreciación acertada o infundada a lo largo de la vida;

una sospecha, ¿un síndrome de peligrosidad?

Una gota de sangre que viaja con destino fijo cada tres meses

y regresa convertida en dígitos y marcas de interrogación y exclamación.

Alguien que se revuelve el pelo con un dedo

y se pregunta por qué pasa esto.

Una levedad que no sale de los archivos ni de las probetas,

que todas la miran y aceptan con frialdad.

Que no llega al corazón de nadie.

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© 2011 David Lago González

(Madrid, 8 de mayo de 2011)

1 comentario:

Zoé Valdés dijo...

Es lo único en lo que confío, en la discordancia. Aunque a veces me haga la boba.