jueves, 20 de agosto de 2009

Vienen del sur (Palabras a Víctor Manuel San José)

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a la memoria de mi padre y mi tía Ermitas,

a todos los españoles que conocí en Cuba

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Una vez nací. Crecí una vez entre el silencio y el idioma

de los que partieron pensando quizá en volver,

imaginándose acaso que el nuevo inicio de sus vidas no tenía retorno,

para finalmente acomodarse a la silueta de una nativa

o sofocar la calima bajo el tembloroso frescor de la malanga.

Si los padres de estos hombres

hubiesen sido reprensibles borrachos irlandeses

es posible que hubieran construido un país: fuerte,

despiadado e imperdonable, como el del Norte.

Pero cuatro siglos expoliando la miseria dorada de los ríos

y trasvasando riquezas hasta las casonas de los indianos asturianos

es demasiado tiempo para que sólo cien años

puedan tornar el menosprecio que corre por nuestras venas

en respeto y consecuencia y amor hacia nuestras maneras de ser.

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Mas parece que efectivamente nací una vez, y crecí,

sin que entre mis recuerdos pueda encontrar

los rastrojos de tantos orgullos patrios,

pacotillas de patios de vecindarios,

marrullería de corralas vallecanas,

remembranzas de antiguos reinos tragados unos por otros

y convertidos en vísceras sin raciocinio:

Galegos de Cantabria,

maños de Cáceres,

canarios de Cantabria,

cántabros de Sevilla,

andaluces de Badajoz,

asturianos de Bilbao,

catalanes de Madrid,

valencianos de Murcia,

mallorquines de Canarias;

vascos de Girona,

vascos de Lugo,

vascos de Cádiz,

vascos de Tarragona;

y hasta portugueses de los Pirineos ,

que dulcificaban la zeta final de sus apellidos en suaves eses

que arrastraban por las calles empedradas de la nueva Iberia.

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"Vienen del sur" ―dices―.

Y no, Víctor Manuel, te equivocas: regresamos,

y yo al menos no retorno para llevarme la belleza del paisaje

que te vio nacer: esta tierra será mi casa y mi sepultura;

como un reprensible irlandés borracho ―pésele a quien le pese―,

Madrid será para siempre mi Dublín y mi Brooklyn,

lo nuevo y lo viejo,

la etapa vencida y la etapa por vencer.

Entre "las fotos que me vieron crecer"

sólo vi hombres y mujeres sin lindes,

y sólo supe de las fisuras de tantos odios ancestrales

al venir del sur ―como dices tú―. Yo, en cambio, diría "regresar".

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(Madrid, 19 de enero del 2000)

© 2000 David Lago González

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