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Todo cuanto he hecho o dejado
de hacer (...) está condicionado
por mi incapacidad para soportar
mi propia victoria
como un superviviente.
Jean Améry
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Estoy en ello.
Sé que el yo arrastra ciertas exequias de suave o fuerte resentimiento
y que, en cambio, el nosotros resplandece en la noche
como un elegante puente iluminado
mientras se le mira distantemente desde cualquier colina;
sé de sobra que a la luz del sol también será otra cosa
y que el cemento es gris y opaco.
Sé que no debo jugar con los gamberros del barrio, me lo dijo mi mamá,
y estoy en ello.
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Sé que en lo social debo sonreír, carcajearme y mentir,
una palabra con éste, una frasecita con aquél, un chistecito para el espía,
pero mi abanico está hecho trizas, no tengo donde esconder la cara,
y las casas que tradicionalmente se dedicaban a tal arte
ya están en banca rota;
pero estoy en ello,
ya pedí el crédito para el Fujitsiu silencioso y el ionizado Panasonic
y así poder entrar fresco, pero superviviente,
en la sufrida copa de la gauche divine.
Sé que el vecino no quiere saber que lo que pasó
pasó en este tiempo y no en otro que él no haya vivido
y que sigo sobreviviendo, sin regenerarme,
sin reindustrializarme como un astillero o una mina abandonada.
Pero estoy en ello,
me cambiaré al centro, me compraré un Audi,
insertaré un hilo de silicona y oro entre mis labios estriados.
Sé que no debo mezclarme con los gamberros del barrio,
mi madre me lo dijo hace un rato,
y estoy en ello: cuando les veo, escondo las canicas en los bolsillos
y silbo, mirando al cielo.
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Sé que la vida, o ciertas vidas no entraban en los cálculos
de esa abominable tortura que representa para otros no adaptarse.
Sé lo que significa que te pidan la conciliación; también he sido contable,
he manejado dinero más sucio que el carbón
y hasta he sido elogiado y humillado por mi maestría para acercarlo al blanco.
Pero nadie perdona el horror de la lucidez.
Estoy en ello, desde hace siglos, y sé que la lucidez no es contemporánea.
Mi madre me lo dijo mil veces: no te mezcles con los gamberros del barrio.
Estoy en ello, mamá, te lo juro, pero cada vez hay más necios por estas lindes;
ante sus risas me he desprendido de todas mis canicas,
y estoy en ello, mamá,
tal vez lo consiga,
pero tampoco me queda mucho cielo
hacia el que pueda mirar mientras silbo.
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© David Lago González
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3 comentarios:
De tanta belleza que solo puedo despedirme con un: Gracias Poeta. por que cuando paso por aqui , siempre tengo ganas de regresar.
Bueno, gracias Gina. Yo creo que el poema es como un poco colérico, colérico de baja intensidad, como una kale borroka hacia dentro.
Siempre eres bienvenida.
ESto es lindísimo David¡
No sé qué más decir¡
Un abrazo fuerte¡
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