sábado, 17 de enero de 2009

Elogio de lo cubano fino

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(C) Ana González

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para Rolando H. Morelli

para Kurt Findenstein, por su especial sensibilidad

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Somos de esos que cuando la muerte llega a casa,

cubrimos los espejos con una sábana blanca y detenemos los relojes

en el minuto justo en que ella entró en el cuerpo del que yace.

De esos que en medio de las grandes tormentas

y los aparatosos fogonazos de las nubes,

quemamos guano bendecido en Semana Santa,

alzamos los pies del suelo y rezamos a Santa Bárbara bendita

sin dejar de persignarnos hasta que la ira del cielo amaine.

Somos de esos que ante la vulgaridad torcemos la cabeza hacia dentro

y callamos, hasta que la ira terrestre se aplaque

y el río deje de emitir ese aterrador sonido con que simula comerse el mundo.

No movemos desenfrenadamente las caderas y, sin embargo, nos gusta amar bien.

No vociferamos, pero nos gusta el diálogo al atardecer y nos gusta reír.

También, como al que más, nos incita tentar la felicidad.

No nos atrae desfilar entre el gentío, pero pensamos y nos gusta defenderlo,

a veces hasta con la más incomprensible forma para hacerlo: con un silencio.

Y mientras todo pasa, aunque dure toda nuestra vida

―incluso aunque nunca llegue a pasar del todo―,

preferimos no agitarnos demasiado;

intentamos desviar los odios y el resentimiento;

y nos sentamos en la mecedora, en el rincón más fresco de la casa,

a balancearnos en el columpio del tiempo.

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Lo único que pedimos

es un poco de respeto hacia nuestra particular manera de asumirlo

y que nadie intente disculpar lo que no ha vivido ni sentido.

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(Madrid, 1 de Agosto de 1999)

© 1999 David Lago González

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NOTA DEL BLOGGER Y AUTOR: Inútilmente he buscado en Google imágenes que me sirvieran para ilustrar el sentido del poema, y es verdaderamente triste que lo único que encuentre como "costumbres y tradiciones cubanas" y otras denominaciones parecidas, sean ritos yorubas o de la secta que sean, en fin, todo tipo de manifestaciones de la santería, "bailongos" callejeros o fotos que introducen a Fidel dentro de no sé qué tradiciones y usos. Lo que es "una parte" ha suplantado al "todo", sustituyéndolo complemente, y no es extraño que fuera de aquellas orillas a todos se nos pase y se nos aplique el rasero de la vulgaridad, el sexo, el baile y elegguá como características distintivas de una nacionalidad.

En fin, el castigo no termina.

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2 comentarios:

Ana Gonzalez dijo...

Hola David:

Me ha encantado el texto. Mira yo soy pintora, te dejo mi enlace por si quieres mirar a ver si te vale alguna de mis imagenes. Me gustaria que estuviera al lado de ese precioso texto. Yo soy de Cadiz y siempre me parece escuchar la habanera de Carlos Cano, "La Habana es Cadiz con mas negritos, Cadiz es la Habana, con mas salero"
Saludos

David Lago González dijo...

Gracias, Ana.
Y MUCHISIMAS GRACIAS por tu ofrecimiento. He escogido ese cuadro, creo que es el que más se aviene a la idea del poema. Te dejé comentario en Flickr. Luego te sigo visitando.
Saludos.