sábado, 29 de diciembre de 2007
(sin título)
¡Viviste todas las pasiones de la vida!*
La pasión de la muerte, la pasión del aliento.
La pasión de sentir cómo la luz del sol, a través del alto manto de las sequoias
se filtraba hasta el liquen que en tu sueño agónico dormía
y añadía más capas a la cebolla; cómo luego el bulbo reventaba
mudado en flores y hongos y perezosas orugas
y febriles hormigas que arrastraban el tesoro a su cueva,
a la cueva de nunca jamás.
*Lesley Blanch
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