domingo, 13 de junio de 2010

canciones rusas al anochecer

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© Desiree Dolron

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a Roger Salas

 

 

De nuevo frente a mi balcón entona la cantante rusa

la nostalgia de su tierra.

Ahora mismo modula la tristeza de la noche moscovita

como si los bárbaros que pasan por su lado

pudieran realmente apreciar el alma de Chejov.

Me destroza por dentro y por fuera, me vuelve un ovillo,

como hacían aquellos ciempiés inofensivos que pululaban por el cantero de casa

y al tocarlos, se recogían en si mismos, encaracolándose.

Despedían un fuerte olor que quedaba pegado a los dedos.

Continúa su repertorio en un giro hacia Una Paloma,

convirtiéndola en otra tonada que penetra como un rostro ya muerto.

La tarde, casi noche, le es propicia a esta mujer regordeta

que armoniza a capela con su voz de mezzo

algo muy lejano que yo no puedo precisar,

tal vez no se trata del pasado, sino que atiende al futuro,

a un futuro que nunca tendremos ya jamás.

¿Por qué ha escogido esta calle donde vivo?

Por aquí sólo pululan vulgares mercaderes de Xin Huang

o autóctonos de los bares del Madrid profundo lleno de colillas y carajillos;

alguna drogata desorbitada que se caga en sus muertos;

un chaval neo-anarquista y anti-sistema que creerá en la CCCP

y su resurrección, o un trozo de ébano africano cubierto por una larga túnica

que la mira con recelo.

Pero no hay rusos blancos ni nobles arruinados en los casinos

cazando una fortuna que no llega.

El samovar no levanta y exhala el humillo por el picacho.

Ajmatova ya ha muerto. Ossip Mandelstam sigue escondido en el sótano

por si los bolcheviques tornan de nuevo. Y Tatiana Tolstoi ya se cansó

de cuidar en vano la dacha de su padre. Todo el futuro está perdido.

Y esta tarde-noche los poetas anónimos del larguerá de Vorkutá

me envían a esta mujer para advertirme.

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(Madrid, 13 de junio de 2010)

© 2010 David Lago González

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2 comentarios:

Alena.Collar dijo...

Me ha gustado tu poema. Me parece bellísimo. En una línea de sinceridad y realismo que, a la vez, no pierde por eso sencillez y ternura.
Eso en primer lugar.
En segundo lugar decirte que me solidarizo hasta el punto final en lo que expresas tocante a la moderación de comentarios.
Muy cordial saludo.

Zoé Valdés dijo...

Gran poema.