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Los penúltimos días de la Casa de Usher
son peores que los últimos, y mucho más agónicos
que el colapso total.
Son días de confusión, en que todos,
a pesar de hablar el mismo lenguaje,
hablan una palabra y escuchan otra,
como si un espíritu burlón las cambiara
en el salto de la boca a la oreja
si con buena suerte llega al pabellón que la mosca asorda,
pues si la palabra cede a la gravísima gravedad
y pisa —¡qué digo!—, roza,
cualquiera de los elementos telúricos,
puede desatarse cualquier bobo espanto
que a su vez convoque las más oscuras ofensas de la simplicidad
y también aquellas otras deleznablemente pervertidas de la ilustración.
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(Abril 2009)
© 2009 David Lago González
Etiquetas de Technorati: David Lago-González,Poesía
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