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(Shadow of the Colossus)
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a Ángel de Río Hornos
(Madrid, 1936-1994)
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Demasiada sinceridad.
En mis palabras nunca pronunciadas, hubo demasiada sinceridad.
En mi silencio la impiedad era tan palpable
como mecánica la acción.
El sentimiento se bloqueó, el mandato para ser más suave
se quedó entumecido entre el intento y la abstracción.
La habitación,
siempre frecuentada por personajes secundarios y por extras;
la insistencia y el velado interrogatorio
para descubrir los escondites de la fortuna,
no fueron el mejor de los escenarios.
Tablas, actores, y las oscuras y casi indescifrables
asperezas del guión… No sé pensar. Todavía.
Las cortinas habían caído ya hacía tanto tiempo
que detrás tropezábamos una y otra vez con el atrezzo.
Ya el de las luces se había marchado.
Ni siquiera tú y yo,
que habíamos viajado en la misma barca
y compartido la misma historia, éramos relevantes.
La protagonista era Ella.
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(Madrid, 28 de enero de 2011)
© 2011 David Lago González
1 comentario:
que poema, ves, no es muy largo, pero tiene como años de cinta cinematografica, de esas donde una imagen despierta otra, y aun, en lo velado, hay accion. Accion interior, "rara".
gracias.
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