.
(Catalunya, La Garrotxa, El Munchen, vado en la calzada romana)
.
.
Todo vuelve a ti
.
a Mª Gina Valero Ortiz y su esposo Eugenio,
en gratitud por la estancia en su casa
y por haberme mostrado un hermoso fragmento de Catalunya
.
Ahora que empecé a irme, sin un céntimo
en el bolsillo, sin nalgas con las que rellenar el trasero de los pantalones,
sin revoluciones que emprender
ni revoluciones a las que oponerme, repito
el principio de la aventura
con la certeza de que algo que llevo dentro
sale a tomar el sol conmigo cada mañana
y, de regreso a casa, vuelve a meterse en mi pecho
y queda así conmigo por el resto del tiempo.
Compro otra vez aquel viejo callejero Falks
que todavía se esconde por los cajones,
y cuando termino de lavar los platos en el chino,
entre la comida y la cena,
me estreno en el descubrimiento a la inversa
del nuevo mundo que exótico se extiende ante mí
como un universo a conquistar.
¡Nadie es capaz de imaginar mi felicidad!
¡Nadie puede medir mi asombro!
¡Nadie puede oír cuán alto ríen mis pulmones!
¿Es esto lo que llamaban “libertad”?
Pues bienvenida sea a mi casa a cuestas,
al verso plácido o al abrupto,
a la tristeza o al contento
de un anónimo que roza la ilegalidad de los papeles,
a la espalda adolorida, a los pies candentes
que echan chispas de curiosidad en cuanto pueden escaparse de su cuerpo.
La libertad es una simiente: si esa semilla no se alberga,
nunca brotará, nunca crecerá y nunca dará sombra.
Hay hombres que no lo saben,
que creen que absolutamente todo depende de las circunstancias,
y si logran salir de un espacio cerrado
a la larga vuelven a inventarse otro para rumiar la frustración,
la desilusión de no saber que son reos de su propia cárcel.
Y así, si atrás dejaron un amo,
se buscan otro nuevo al que rendirle pleitesías y honores.
Y luego protestan, dan conferencias, reclaman y exigen libertad.
Camino las calles de Madrid en la bendita mañana de mi soledad.
Hablo con mi máquina de fotos, la convenzo
para que llegue a los lugares más disímiles,
y me devuelva una instantánea de mis sentimientos.
Le señalo la presa a capturar, el olor del rastro a perseguir,
como si fuera un perro adiestrado en el rescate de los cuerpos perdidos.
.
Ahora que empecé a irme, respiro cada gota de aire
como una golosina de chocolate que se deshace
por la osamenta en ruinas de la boca. Y el día
nunca es suficiente, sólo tiene veinticuatro tristes horas
para agradecer el minuto en que subí a la nave de las estrellas,
guiado, eso sí, por esa otra que me acompaña desde que nací
y sin la cual no vería el firmamento.
La sólida madurez se agrieta, se solera, en el mosto informe de la infancia.
Los caldos sosiegan sus posos.
Todo vuelve a ti, St. John Perse.
Tú eras la libertad. Elogiados sean tus versos.
.
(Madrid, 12-14 de Noviembre de 2010)
© 2010 David Lago González.
.
3 comentarios:
David querido, he quedado enmudecida con este poema, quizás uno de los más hermosos, intensos y transarentes que he leído en mi vida. Tu poesía es sobrecogedora y provocativa, hiere y acaricia, nos abre puertas y luego las cierra para que nuestro propio hermetismo sea libre dentro de las paredes incomprensibles del alma... cuando te leo estoy dentro de la tuya, caminando Madrid y recorriendo tu pensamiento.
Muy pero que muy buen poema.
Besos, Karin
David en "Todo vuelve a ti" y "Peter Pan": Nos pones la carne
a la intemperie, expuesta a la memoria del exilio interior... de los recuerdos...Gracias.
Querido David:Un saludo,hay pocas cosas con tan buen sabor...pocos lugares por ver...y muy poca gente para escuchar..tenerte fue un privilegio, el mejor de los regalos, esperamos verte pronto,en nuestro jardin hay un lugar para ti...GRACIAS por el poema...
Publicar un comentario