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a Galicia perdida
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Volver a la casa del padre.
Retomar su lengua, repasar las palabras
por las que la curiosidad preguntaba
entre las viandas y las carnes y los vapores del apetito
de la tierra cercana pero invisible, escondida
tras la trama de una ruta tropical hacia lo exótico equivocado.
Reducirme al misterio del silencio, su sabio silencio;
o simplemente un lapso a la espera de algo confirmado.
Difícil adivinar lo que piensan los hombres de su tierra
porque la gravedad a veces oculta una verdad afilada,
un dolor que transporta a lo definitivo,
una certeza de lo verdaderamente importante
para poder sobrevivir a tanta inmundicia que agolpa la vida.
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© 2010 David Lago González
(Madrid, 2-3 de abril de 2010)
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-o-
1 comentario:
totalmente deacuerdo con tu poema entrada-
parece un mal nacional el querer escapar a las raices y seguir encontrando la inmundicia oculta por que en todo lo creado esta el bien y el mal
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asi lo he entendido yo quizas no haya entendido nada quien sabe pero si me identifica
gracias
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