jueves, 4 de febrero de 2010

Eternidad

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Paris, 2009_Looking for Eternity

© David Lago-Gonzalez 2009_Paris (Looking for Eternity)

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A los amigos

que están entre la vida y la eternidad

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Nos han enseñado algunas cosas.

Nos han dicho, por ejemplo, que la eternidad es cosa de Dios

y que posiblemente no tendremos percepción de ella.

Sucederá en alguna parte, o en todas partes a la vez,

o no sucederá tal como podemos imaginarlo ahora como mortales:

en fin, la cosa difícil se presenta.

Pero yo me contradigo (aunque ya no “me opongo1)

en esos eternos minutos de soledad: si he vivido un suspiro

(y añádase “en un suspiro”) y al tiempo exacto de decir esto

me aseguro y me reitero y no me contradigo (aunque sí “me opongo1)

que también he vivido una eternidad, cómo explico a mis pupilos

(egresados todos de universidades de larga distancia,

lontano d’iochi, lontano dal cuore, e (...) lontano da me2,

y de colleges de educaciones especializadas en casos perdidos),

que ambas cosas tan disímiles son lo mismo.

Volvamos al principio, o tal vez al final.

Si una eternidad de la que no tendremos noción, o no la tenemos ahora,

nos sucederá, y a la cual parece que no podremos oponernos,

lo que tal vez la hace más inaccesible a nuestro razonamiento

en este preciso instante en que sí vivimos otra eternidad

con pleno derecho de contradecirnos o no, e incluso de oponernos,

cómo sabremos qué, cómo, cuándo, dónde.

Si ya en ésta no hemos contado mucho, en la otra

el cero que seremos quedará ya fuera de toda izquierda.

Si finita es ésta mas la otra carece de final,

y si aún sabiendo que puedo poner término a la actual,

mis gónadas (úsese el término a la manera de “coraje”)

no han escalado lo suficiente los misterios del pensamiento

como para tomar una decisión trascendental, qué sabré de la otra

si me está vedado lo racional hasta que no finiquite la actual eternidad

que no pasa como tal sino como cotidiana existencia

llena de trasuntos, pesares, alegrías y sorpresas,

y un beso nos parece eterno y una mano el agujero por el que caemos

hacia la otra vida y ese súbito desprendimiento consideramos desastre,

un minuto, un segundo atroz, y esta vida de ahora que no se llama eternidad

según los libros pero sí puedo oponerme y pararla, mas no la otra, la verdadera,

la única, la gran desconocida,... pues, qué pasa..., qué me has enseñado entonces.

¿Me has tomado por otro estudiante de educación especial a larga distancia?

¿A mí, que estoy tan cerca de ti?

O que você vai fazer? O que você está rindo, idiota?

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(Madrid, 8 de octubre de 2004)

© David Lago-Gonzalez 2009

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1Parafraseando una canción de Pablo Milanés.

2Parafraseando una canción de Sergio Endrigo.

1 comentario:

Alfil Negro dijo...

Lo eterno...Bueno querido poeta, la cosa es que me gusto mucho esto que apuntas con tanto talento, pero si por suerte podria no ser posible...es que el solo pensar en ello me da fiaca.
Un saludo y espero verte pronto.
Maria gina