jueves, 26 de junio de 2008
Almuerzo sobre la hierba (Civilización o barbarie)
El verdugón de fuego sobre el lomo de la vaca;
de la juventud primera los falos espigados
sobre la sinuosidad del río en explanada, como
piñones de lindes tirados por el prado,
apuntando inconexos, vertical, oblicuos, sin grosería y losanos,
hacia el camino sin trillar que nos esperaba
hasta llegar aquí: mañana del domingo,
salto mortal entre el tiempo y el espacio, la ventana abierta,
el jardín de clase media recién abonado, el aroma
profundo y dulzón del estiércol esparcido sobre la hierba recién cortada
para salud de las especies caprichosas
que el hombre civilizado planta para exotismo de su mirada vacua;
los cristales con aroma de vainilla, sin mácula de mano ansiosa;
el salón, donde todo en su sitio da una pequeña idea del aburrimiento
en que transcurre la vida, madera embetunada y diseño sobrio,
minimalista, preciso, grosero, enfermo de soledad aplastante,
el pene laxo sobre el coito inapetente,
el dominical del país, un té helado prefabricado,
y,
a lo lejos,
las vacas muertas que nos trae el olor salvaje de la adolescencia.
(Madrid, 20 de agosto de 2006)
© 2006, David Lago González
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