martes, 18 de marzo de 2008

DELITO DE SANGRE








Y ahora resulta que sólo la sangre es crimen
y el pecado en ella sólo está... pero
yo no bebo del agua roja que alimenta los humedales.
Quede no sé cuál de las conciencias tranquilas:
no se actuará en contra de las palabras dichas,
intercambiadas entre la boca del que escribió
y el ojo del que versó las suyas propias
solamente para el ojo que habló y repitió
y así hasta el infinito en el cerrado círculo
de los que se eligieron por sí mismos
para ser eternidad, pero también desvaído ocre
de las bibliotecas de una escolar alejandría
por las que el tiempo pasó y nunca se detuvo.
Con la palabra yo amo y odio,
con una palabra acaricio, con otra insulto,
con una palabra doy la vida y quizás con la misma la pierdo;
pues, acaso, ¿no es entonces la palabra mi sangre?
¿No es mi asesino quien la haya usado contra mí?
¿No me maltrata aquel que la empleó con alevosía o sospechosa ingenuidad
para engrandecer y realzar los altos muros que ya rodeaban el silencio?
¿No merece desprecio? ¿O sólo aquél
que me mató y abandonó el cuerpo?


© David Lago González, 2008.

1 comentario:

David Lago González dijo...

Gracias por añadir los blogs.